En la conmemoración del 110 aniversario del nacimiento de Rafael Alberti
El último estertor de tu cuerpo
dio paso al silencio marinero
y el Puerto se quedó mudo
sin tu voz y sin tu verso.
Ya tu paloma quedó quieta en su rama
y tu barca en la tierra varada…
Las olas ya te mecen con calma
y calló para siempre la triste guitarra.
Ya las salinas blancas
están huérfanas y diáfanas;
Ya los ángeles negros
guardan tu mortal cuerpo
y tu casa romana
plañe lágrimas de duelo.
Y Cádiz rompió su pecho
porque sus calles empedradas
se cubren de fría escarcha
por la ausencia de tu alma.
Marinero en tierra,
dejas atrás la arboleda perdida;
ya tienes todo el mar
para cerrar las heridas
de la España que dejaste
con tu vida suspendida.