jueves, 27 de octubre de 2011

EL PECADO NO ES EL HELADO

El pecado no es comerse un apetitoso y nutritivo helado de chocolate, que es tan sano como un vaso de leche con azúcar y un poco de cacao.

El pecado está en tenerlo en la nevera, en no ir a por él y disfrutar del paseo.

El pecado es no calzarse unas zapatillas, un pantalón cómodo y una camiseta para disfrutar de la buena temperatura.

El pecado está en no recargar nuestra alma con los primeros rayos del sol que calientan y te llenan de energía y vitalidad.

 
 
El pecado es no disfrutar del recorrido desde tu casa al puesto más cercano, a la primera heladería, pasear a buen ritmo, sintiendo que si mueves las piernas se mueve tu corazón, caminando sin reloj.

El pecado está en no reparar en los niños que juegan en el parque a balancearse en los columpios.

El pecado está en no deleitarse con la rosa que nace, casi furtiva en el jardín de la esquina.

El pecado es no embriagarte con los perfumes del jazmín y el azahar, que inundan nuestras calles.

El pecado está en no saborear cada cucharada sintiendo intensamente, cómo las gotas del dulce cacao van provocando el reparador sentimiento de la recompensa merecida.


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