de la imparable aguja del reloj sonoro,
del inequívoco incierto de la duda,
del latido inútil,
del corazón herido.
Sólo tu mirada devuelve la luz a mis ojos
cuando todo está perdido.
Sólo tu mano ocupa el vacío de mi pecho
cuando siento frío.
Sólo tu cuerpo es mi refugio…
cuando estás dormido.
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